Las actividades del proyecto.
El diseño de las actividades del proyecto es fundamental para lograr el éxito y la efectividad en cualquier iniciativa de mejora social o ambiental. Hay una infinidad de actividades con las que se puede mejorar la sociedad o el entorno, y puede ser difícil decidir por dónde empezar. No hay una única opción correcta y lo importante es que éstas actividades ayuden a lograr la mejora buscada. Una buena forma para decidir qué actividades incluir en el proyecto, puede ser elegir una de las siguientes metodologías:
(1) Entrega de bien: material, alimentación…
(2) Acompañamiento: formación, ocio…
(3) Sensibilización: a la ciudadanía, a políticos/as, a empresas…
(4) Cuidado del entorno.
(5) Organización de eventos culturales o deportivos.
Tras tener una idea general de las actividades que mejor se adaptan (entre una y tres deberían de ser suficientes para empezar), lo siguiente es diseñarlas con detalle.
Inclusión de los enfoques transversales.
En todas las actividades y también en la gestión interna, habrá algunos aspectos comunes a los que habría que prestar siempre atención. Se les conoce como enfoques transversales. Queremos subrayar cuatro enfoques esenciales para proyectos de tipo comunitario.
Atención a la diversidad. Se pueden encontrar todo tipo de diversidades funcionales en el proyecto, tanto a la hora de coordinar al voluntariado como al atender a las personas destinatarias.
En un proyecto comunitario los recursos serán limitados y hay que ser conscientes de que siempre existirán barreras para algunas personas, pero se pueden intentar reducir al máximo.
Una forma de reducir estas barreras es pensar, durante el diseño del proyecto, en las diversidades que pueden presentarse. Dependerá de los objetivos del proyecto, pero se debe considerar que todas las personas tienen distintas capacidades cognitivas, de movilidad y de comunicación.
Una tormenta de ideas en la que se planteen posibles barreras y su solución puede ser muy útil. También es importante ser conscientes las limitaciones que quedarán sin resolver. Tener un grupo diverso durante este proceso ayudará a que sea más accesible.
Otro enfoque transversal es la multiculturalidad. Crear un proyecto que sea incluyente para muchas culturas es un gran reto que puede tardar en conseguirse, pero un comienzo puede ser la creación de un entorno multilingüe, donde se facilite la comunicación entre personas con distintas lenguas maternas.
Las estrategias multilingües pueden ser esenciales por ejemplo en proyectos en lugares donde es habitual el uso de varios idiomas, como Euskadi, Navarra, Asturias, Galicia, Cataluña, etc. Pero sobretodo, en zonas donde haya población de origen extranjero de diversas partes del mundo.
Cuando una persona no habla en su lengua materna, muchas veces no puede expresar todo lo que le gustaría, y esto puede hacer que… (1) si es una persona destinataria, no se le pueda dar la ayuda que realmente necesita. (2) Si es una persona voluntaria, no se integre en el grupo y sienta frustración al no poder hacer su labor todo lo bien que podría.
Un tercer enfoque que creemos esencial, es la igualdad. El proyecto debe ofrecer las mismas oportunidades a todas las personas. Por ejemplo, puede haber desigualdad a la hora de participar como voluntario/a… (1) cuando existen dos grupos dentro del proyecto, uno, con las personas que ya se conocen y toman las decisiones y otro, con nuevas personas que vienen porque le interesa el proyecto, pero sólo se les pide ir a las actividades. (2) Si a la hora de repartir responsabilidades, las personas coordinadoras actúan con prejuicios, etc.
También hay que cuidar la igualdad en la ayuda que se da al público objetivo del proyecto. Por ejemplo, puede haber casos en los que se les dé la ayuda sólo a las personas conocidas por las personas del proyecto, y no a toda la comunidad.
Para trabajar de forma equitativa en todos estos casos se pueden aplicar estrategias de liderazgo, de perspectiva de género, interseccionalidad, etc. Además, es importante formarse y autoevaluarse de manera continua.
Un último enfoque que queremos abordar es la sostenibilidad. Entendemos como proyecto sostenible aquel que busca lograr los objetivos marcados sin perjudicar el bienestar de las personas o del medio ambiente. Si un proyecto comunitario, además de dar respuesta a necesidades específicas también busca el bien común, conseguirá mucho más apoyo institucional y también generará más interés en la población.